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Cartas por Irene

El pasado 3 de junio, Fundar, Centro de Análisis e Investigación y el Observatorio de Mortalidad Materna entregamos una carta al Dr. Pablo Kuri, Subsecretario de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud Federal, y a la Lic. Lorena Cruz Sánchez, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES).

¿Por qué?

Porque las organizaciones decidimos hacer del conocimiento de las autoridades, la situación de la señora Irene Cruz Zúñiga. Ella es una mujer que lleva 13 años en estado vegetativo, postrada en una cama, tras una cesárea mal practicada en junio del 2001.

¿Qué sucedió?

La noche del 20 de junio de 2001, Irene comenzó labor de parto de manera normal. Ella atendió su embarazo en los servicios de salud de Oaxaca: en brigadas itinerantes, es decir atención por personal de salud que en camionetas llegan hasta lugares apartados, y en una casa de salud, -ya que en ese año todavía no había Centro de Salud-, donde la atención que recibió fue institucional.

La mañana del 21 de junio emprendió el viaje al Centro de Salud de la cabecera municipal de Itundujia, pero finalmente fue atendida en el hospital del IMSS Oportunidades, de la ciudad de Tlaxiaco, Oaxaca, con el fin de procurar capacidad de respuesta oportuna y de calidad en caso de que se presentara una emergencia. Este hospital se encuentra a cuatro horas de su hogar, Barranca Fiera.

En resumen, cuando Irene ingresa al hospital, su condición de salud no era grave. Se deteriora durante su estancia en el establecimiento de salud. En la madrugada del 22 de junio se le practicó una cesárea, en la que durante y después, sufrió varios paros cardiacos.

Al entonces esposo, los doctores le dijeron que Irene firmó la autorización de la cesárea, documento que a la familia nunca se le ha compartido. Irene fue dada de alta sin tratamiento de rehabilitación, ni de atención a su estado. Quedó totalmente abandonada, pero no sólo ella, sino también su familia. Irene tiene un hijo, Epafrodito, que hoy ya es un adolescente de 13 años.

A Irene y a Epafrodito, los han cuidado amorosamente, la madre, el padre, los hermanos y la hermana de Irene. Familia indígena, de bajos ingresos, dedicados por completo a velar por ambos.

La justicia que no llega

Posterior al evento, en el mismo año 2001, el entonces esposo de Irene presentó una denuncia ante el agente del ministerio público del fuero común adscrito al Hospital Civil de la Ciudad de Oaxaca en contra de quienes resultaran responsables del estado de salud en que se encontraba su esposa, para que se procediera en contra de ellos, si había responsabilidad médica.  La lentitud del proceso en el ámbito judicial, llevó a que el caso se prescribiera sin acceso a la justicia para Irene y su familia.

Sin embargo, en el año 2013 el magistrado del Primer Tribunal Unitario de Circuito con sede en Oaxaca, dictó un acuerdo e indicó que efectivamente a Irene se le violaron una serie de derechos humanos: derecho a la salud, derechos sexuales y reproductivos, la integridad personal, el acceso a la justicia, el derecho a no ser sujeta a discriminación (género, etnia, condición económica, discapacidad) e identificó instituciones públicas responsables. La reconoció como víctima, y giró oficios para que éstas respondan en los términos de reparar el daño ejercido en Irene.

En términos generales, las instituciones han sido indolentes, sus respuestas no son coordinadas o simplemente no reaccionan más allá de una frase formal. Son los casos tanto del Instituto Mexicano de la Seguridad Social (IMSS), que manifestó que no le competía porque el caso prescribió, o de la Secretaría de Salud con su respuesta en negativa, argumentando que no le compete, sino al IMSS porque ahí se infringió el daño a Irene.

Lo que sigue

Las cartas que enviamos son para que las instituciones responsables del sector salud, y de la política de igualdad de género conozcan el caso de Irene y concedan una reunión a Fundar, Centro de Análisis e Investigación, organización que tiene la representación legal de Irene y su familia.

Se espera que las instituciones actúen, coordinen, concreten la reparación del daño a Irene y a su familia conforme a sus responsabilidades. El daño no prescribe, es permanente y el marco jurídico así lo reconoce.

Desde Fundar exigimos el reconocimiento del daño y su compensación. Entre otras, con las medidas siguientes: establecer una indemnización económica que refleje el costo del trabajo de cuidado en estos 13 años. Igualmente, con la atención de salud permanente a Irene y su familia, y a Epafrodito garantizarle educación en el sistema formal.

Que se implementen estrategias para no repetir perjuicios a mujeres durante la atención en el periodo gestacional y posterior a este: la implementación de un modelo de atención en salud conforme a las prácticas culturales de las poblaciones y el fortalecimiento de las capacidades de atención de los servicios de salud de las comunidades.

A la fecha, no tenemos respuesta ni de la Secretaría de Salud ni del INMUJERES. Aún no hay justicia para Irene, Epafrodito, su madre Maura Zúñiga García, su padre Enrique Cruz,  su hermana menor Enimia Amada, y sus hermanos mayores Carlos y Bartolomé.

Daniela Díaz

http://www.publimetro.com.mx/trapitos-al-sol/cartas-por-irene/mngb!bpcnwl4prNaY/#