Está en manos de los integrantes de la Comisión de Selección mostrar que es posible hacer política de otra manera. Está en sus manos hacer de este proceso un ejemplo a seguir. Foto: Shutterstock
Vienen días cruciales para el Sistema Nacional Anticorrupción: es la recta final del proceso de designación de los cinco integrantes del Comité de Participación Ciudadana (CPC) que inició en septiembre del año pasado.
En tan sólo una semana se dará por concluido un proceso que inició hace cuatro meses, y que es uno de los más emblemáticos del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción por su diseño y también por la nueva institución que nacerá de este proceso.
«Inédito en México. Personas provenientes de academia y OSC designaremos ciudadanos para desempeñar funciones públicas » tuiteó en diciembre José Luis Caballero, integrante de la Comisión de Selección. En efecto, el proceso ha sido inusual. Se eligió primero una Comisión de Selección integrada por nueve ciudadanos y ciudadanas, misma que ahora está encargada de designar a los integrantes del CPC. Pero lo inédito no solo proviene de la omnipresencia de la ciudadanía a lo largo de la designación, sino también de la transparencia y la apertura con la cual se ha dado, hasta la fecha, este proceso.
Cuando se trata de designar a servidores públicos a puestos de gran relevancia, las y los mexicanos estamos más acostumbrados a ser testigos de acuerdos a puerta cerrada y a la predominancia de la lógica de partidos y del amiguismo. Solo basta con recordar, a finales de octubre de 2016, el polémico nombramiento de Raúl Cervantes Andrade como Procurador General de la República. El enojo llegó a tal grado que la etiqueta #JoderAMexico incendió las redes sociales. Lo que principalmente se le reprochaba al nuevo Procurador era su cercanía con el Presidente. Y la cuestión que muchos se hacían era (y sigue siendo): ¿Dada esta cercanía, qué independencia tendrá el nuevo Procurador?
Ciudadanizar la lucha contra la corrupción empieza con las designaciones. Diseñar procesos que escapan a la cultura política predominante y así aportar legitimidad a las y los titulares de las instituciones que formarán parte del Sistema Nacional Anticorrupción es una batalla de la ciudadanía. Y el proceso de designación del CPC, una pequeña victoria.
Hasta la fecha, no se ha detectado ninguna de las enfermedades que Fundar diagnostica con frecuencia para estos procesos: opacidad, ausencia de metodología y de información, decisiones tomadas sin criterios, etc. La información circula, existe una metodología clara, predomina una relación de confianza y las decisiones no han sido controversiales… hasta la fecha.
Los próximos días serán decisivos. Estamos al final del proceso, se acerca el momento de decidir, y con ello aumenta la presión política. Está en manos de los integrantes de la Comisión de Selección mostrar que es posible hacer política de otra manera. Está en sus manos hacer de este proceso un ejemplo a seguir.