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La importancia de los relevos en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

JOSE LUIS GONZALEZ / REUTERS
Un miembro de una organización civil busca, en las afueras de Ciudad Juárez, restos de mujeres desaparecidas.

Cuando alguno o algunos de los 35 países que integran la Organización de Estados Americanos (OEA) fallan en su obligación de promover, respetar y garantizar los derechos humanos, un grupo de especialistas con conocimiento técnico supervisa y genera recomendaciones para que los jefes de Estado protejan los derechos humanos dentro de sus naciones

Dichos especialistas integran la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) —órgano de la OEA— y tres de sus siete comisionados serán designados en las próximas semanas. Este proceso de designación resulta fundamental para continuar con un alto estándar ético de trabajo y asegurar con ello, la defensa de los derechos humanos en la región. De ahí que desde el sitio Designaciones Multilaterales, monitorearemos este proceso.

El trabajo de supervisión de la CIDH genera recomendaciones específicas a los Estados sobre grupos en situación de vulnerabilidad, violaciones sistemáticas de derechos humanos y fallas de los propios gobiernos en su obligación de promover, respetar y garantizar los derechos humanos. Las recomendaciones han puesto al escrutinio internacional los desafíos en materia de derechos humanos de cada país, comprometiendo así la credibilidad de los jefes de Estado y de sus políticas públicas en la materia.

En varias ocasiones, las recomendaciones de la CIDH han sido tan precisas y sus señalamientos sobre la responsabilidad del Estado tan claros, que se reciben con incomodidad entre los gobernantes de los países señalados. Un ejemplo de ello es la recepción por parte del gobierno mexicano del trabajo del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) sobre la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

En este caso el GIEI puso en el centro de su trabajo a las víctimas y evidenció la necesidad de documentar los impactos de la desaparición forzada y de la respuesta estatal. Sin embargo, debido a las tensiones entre el GIEI y el gobierno mexicano, y, ante la falta de condiciones para garantizar su trabajo, ni su seguridad, en abril de 2016 decidieron presentar su segundo informe e irse del país.

En suma, la CIDH ha fungido como contrapeso ante las violaciones a derechos humanos por parte de las instituciones de los Estados. Y, al tiempo, se ha erigido en una institución de vital importancia para la garantía de los derechos humanos en la región.

La selección de las y los nuevos comisionados se dará en la próxima asamblea de la OEA que se llevará a cabo los días 19, 20 y 21 de junio en Cancún, México. Con el objetivo de transparentar y garantizar la independencia de este proceso se designó a un panel de expertos que lo monitoreará. El propósito es que dicho panel realice una evaluación adecuada, imparcial e independiente de los candidatos, ya que en algunos momentos debido al regateo diplomático se ha elegido a personas sin la trayectoria o el compromiso adecuados.

La designación de los nuevos comisionados de la CIDH se enmarca en una coyuntura difícil por la crisis financiera que acaban de enfrentar, así como por la gran cantidad de casos que tienen que atender. Es esencial que los perfiles que lleguen sean capaces e independientes, de modo que cuenten con la legitimidad necesaria para fortalecer a la CIDH.

En la selección de sus nuevos integrantes está en juego no solo la comprensión de la conflictividad y de las problemáticas de derechos humanos por las que atraviesa la región, sino también la perspectiva desde la cual se aproximarán a buscar soluciones a las mismas. Además, en este mismo proceso habrán de velar por liberarse de cualquier tipo de injerencia y de los intereses políticos que rondan este enclave político regional, y contribuirán a fortalecer su autonomía e independencia.


[ Por Anaid García Tobón ]

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