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¿Quién se hará responsable de la salud en México?

Ante la comparecencia del secretario de salud, el pasado 8 de noviembre, todos los partidos políticos declararon que la salud es un derecho esencial de las personas y para el Estado una obligación constitucional a cumplir, asimismo coincidieron en que existen carencias importantes en los servicios de salud, que el Seguro Popular no ha logrado acabar con el gasto de bolsillo, ni las diferencias en la infraestructura hospitalaria entre entidades federativas, tampoco con las desigualdades u obstáculos en el acceso a la salud en grupos poblacionales de tercera edad, e indígenas. De igual manera, varias diputadas manifestaron la relevancia en fortalecer con más recursos y claridad en la implementación de la estrategia de prevención del embarazo en adolescente y erradicación del embarazo infantil. Los menos manifestó inquietudes ante la reconstrucción tras los sismos.

El tema del presupuesto fue central vinculado a temas tales como la insuficiencia en completar las plantillas de personal de salud, de equipos e instrumental médico, a padecimientos en salud que carecen de recursos específicos o cuentan con muy poco. A lo cual se sumó el contexto de una propuesta de presupuesto 2018 a la baja.

La responsabilidad del Estado de proteger a la población en materia de salud, en gran medida recae en el poder ejecutivo, es ahí donde está el mayor ámbito de decisiones, uno fundamental es la asignación de recursos financieros y materiales. El presupuesto, es el instrumento en el cual estas decisiones se plasman de manera más contundente. Es sobre este documento, que el poder legislativo cuenta con facultades suficientes para revertir iniciativas regresivas o que atentan con el cumplimiento del derecho a la salud.

Con estas potestades en mano, a la hora de votar el presupuesto, la Cámara de

Diputados sí amplió el presupuesto en salud para el 2018, con relación al proyecto de la Secretaría de Hacienda, aumentando 622.51 millones a la propuesta original de 121 mil 934 millones de pesos, quedando en 122 mil 557 millones.

Sin embargo, tal aumento no logra revertir la disminución en comparación al presupuesto aprobado en el 2017, por tanto, el presupuesto de en salud tendrá un recorte de -4,00% respecto al 2017. Manteniendo la asignación a la baja del sexenio, con una tasa de decrecimiento de -18,19% en el periodo 2013-2018.

Asimismo, el Seguro Popular se le recortará en un -4,20%, en este caso al proyecto del ejecutivo federal no se le aplicó ampliación alguna. Por el contrario, se sostiene la mengua de un -19,86% en el periodo 2013-2018. Pese a ser la principal fuente de financiamiento para los 32 servicios estatales de salud.

El Seguro Popular, para el año 2018 representa el 56,28% del total del presupuesto asignado a través de la Secretaría de Salud.

Como se ha venido denunciando, este recorte impacta directamente a la atención en salud reproductiva en las mujeres, el 54,2% de los afiliados son mujeres y concentrado en mujeres en edad reproductiva de 15 a 39 años. Por tanto, los recortes generarán un impacto directo en los servicios en salud reproductiva, más si se considera que de las 20 principales causas de atención hospitalaria atendidas con recursos del Seguro Popular, el 46,7% corresponden a atención gineco obstetra.

Las ampliaciones en salud en gran medida, se asignaron a 14 establecimientos de salud, todos de alta especialidad, 8 ubicados en la Ciudad de México y los restantes en 6 ciudades. En consecuencia, no es un presupuesto orientado al fortalecimiento de acciones de promoción, prevención y atención implementadas en las redes de atención estatales, conllevando la profundización de los rezagos y precarización de los servicios de salud.

Durante el ejercicio del presupuesto 2018 las y los diputados pueden y deben, presionar al ejecutivo federal, para que se reasignen recursos a salud, de igual manera, darle un seguimiento público y con participación de la sociedad a civil, a cada peso, para constatar que se gasta para lo que fue asignado, y si hay recursos ociosos, proponer su reorientación a otros rubros en salud, que efectivamente mejoren la atención a la población. Alguien debe hacerse responsable.


[ Por Daniela Díaz Echeverría ]

[ Artículo en La Silla Rota ]