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Surrealismo administrativo

Hay decisiones de gobierno que desafían toda lógica. Otras se toman en franco desacato de las necesidades de la gente. La construcción de obra pública, por ejemplo, es guiada con frecuencia por el absurdo. Puentes inconclusos, escuelas sin techos, autopistas intransitables y un largo etcétera alimentan el nutrido catálogo del surrealismo administrativo.

No se trata de negar que la función de gobierno es compleja pues siempre dejará sectores descontentos y necesidades no cubiertas. A lo que no se puede renunciar es a que tenga un mínimo de racionalidad. Es elemental que cuente con una base argumentativa aceptable y con una ponderación de razones. [ver más]