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Un oasis en el desierto: iniciativas desde la sociedad civil para prevenir la violencia contra las mujeres

El Estado mexicano tiene la obligación de prevenir, proteger y sancionar la violencia contra las mujeres de acuerdo con tratados regionales como la Convención Interamericana de para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención Belém Do Pará), el cual propone una aproximación integral para erradicar la violencia contra las mujeres a través de diversas medidas que abarcan la prevención, la atención y la sanción.

Precisamente este enfoque integral fue adoptado en la Ley General de Acceso a las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia aprobada en el 2007. Se trata de un enfoque integral ya que las medidas que establece apuntan a transformaciones institucionales y la coordinación entre los tres órdenes de gobierno para garantizar los derechos de las mujeres, principalmente el derecho a una vida libre de violencia.

Pero también la Ley prevé la articulación de medidas para prevenir, atender y sancionar la violencia en contra de las mujeres y abordarlo como un fenómeno multifactorial que considera los diferentes niveles de causalidad, desde lo individual a lo estructural.[1]  Por ejemplo, la adopción de medidas enfocadas únicamente a la atención de mujeres que han sobrevivido violencia extrema sin que estén acompañadas de medidas que puedan anticipar o reducir los factores de riesgo de que ocurra esta violencia no pueden ser efectivas. En ese sentido resulta fundamental reflexionar sobre la importancia de la Prevención como una política que pudiera acompañar otro tipo de medidas, enfocadas a responder de manera inmediata los impactos de la violencia en las mujeres.

Los objetivos de la prevención buscan reducir los factores de riesgo de la violencia contra las mujeres logrando para ello, anticipar y detectar posibles eventos de violencia así como disminuir el número de víctimas mediante acciones disuasivas.[2] Lo anterior estaría buscando cambiar estructuras y valores culturales que reproducen relaciones entre hombres y mujeres basadas en estereotipos de género que refuerzan la desigualdad. Los medios de comunicación son un buen ejemplo de la forma en que se normaliza la violencia contra las mujeres: en papeles de sumisión en las telenovelas o al presentarlas como objetos sexuales en videos musicales, etc.

Como un oasis en el desierto, existen iniciativas importantes impulsadas desde la sociedad civil que articulan medidas de prevención y de atención para lograr erradicar la violencia contra las mujeres, como Fortaleza, Centro de Atención Integral a la Mujer I.A.P.[3] Se trata de una organización de la sociedad civil que tuve la oportunidad de visitar en días pasados; ahí proporcionan atención integral a las mujeres, sus hijas e hijos que se encuentran en situación de violencia familiar en tres niveles: prevención a través del Centro de Asistencia Externa; acompañamiento para las mujeres que están viviendo una situación de violencia con la Oficina Especializada de Violencia; y servicios especializados de protección en el Refugio.

Sobre las acciones de prevención, el equipo de Fortaleza está haciendo un trabajo destacado de vinculación con tomadores de decisión dentro de la localidad en dónde se ubican, pero también con la propia comunidad. Con un gran entusiasmo me contaron de las diversas acciones que están realizando las cuales incluyen la participación en ferias organizadas por diferentes delegaciones de la Ciudad de México, en donde ellas comparten información con las mujeres que asisten, además de impartir talleres en instituciones públicas y en las escuelas.

Si bien el personal invierte un tiempo considerable para organizar estos talleres en las escuelas, resulta una experiencia exitosa fomentar la prevención dentro de la comunidad. El trabajo no empieza propiamente con el taller, inicia a partir de un trabajo de sensibilización con autoridades de educación pública, maestros y maestras, madres y padres de familia sobre la importancia de entender la violencia contra las mujeres como un problema público y poder contar con herramientas para reconocer estos eventos, detectarlos y trabajarlos. Esta labor sin duda, es fundamental tomando en cuenta que para el 2007 se tenía registrado que cerca del 76% de los jóvenes mexicanos entre los 15 y 24 años sufrió episodios de violencia al menos una vez en el noviazgo.[4]

Lograr erradicar la violencia contra las mujeres es una obligación del Estado pero mientras logre erradicar la violencia contra las mujeres, sin duda es necesario fortalecer acciones de la sociedad civil y el trabajo comunario, de tal suerte que se sensibilicen nuestro entorno familiar, nuestras relaciones sociales y nuestra comunidad.

[1] Heise, L. L., 1998. Violence against women an integrated, ecological framework. Violence against women, 4(3), 262-290

[2] Artículo 10 del Reglamento de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia publicada en el Diario Oficial de la Federación 11 de marzo de 2008.

[3] http://www.fortaleza.iap.org.mx/

[4] http://www.imjuventud.gob.mx/imgs/uploads/ENVINOV_2007_-_Resultados_Generales_2008.pdf

 

Cecilia Toledo Escobar

http://www.eluniversal.com.mx/blogs/fundar/2016/05/20/un-oasis-en-el-desierto-iniciativas-desde-la-sociedad-civil-para-prevenir-la