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Institucionalizar las autodefensas: ¿interés para quién?

La noticia del pacto entre el gobierno federal y el de Michoacán con dirigentes comunitarios [1] nos tomó por sorpresa la semana pasada. El episodio es una muestra clara de la complejidad que subyace detrás de la conflictividad sociopolítica que vive esta región del país. Sorprende que el gobierno federal elabora un discurso de acuerdo y de consenso con los líderes de las principales autodefensas de la zona. Un discurso que pretende llenar repentinamente el vacío de Estado de derecho que ha privado durante meses en la entidad. La patente inacción del Estado mexicano es de pronto revertida por un “efectivísimo” acto de voluntad política: la institucionalización de las autodefensas y su incorporación a las fuerzas municipales de seguridad (también serán registradas, armadas y capacitadas por la Secretaría de la Defensa Nacional). Además de la poca claridad de cómo se llevará a cabo este proceso, vale preguntarse si incorporar a estos nuevos actores sociales a instituciones que sobradamente muestran graves rezagos y falta de controles en su actuación no augura de antemano el fracaso de la iniciativa.

Por el otro lado, la tensión persiste. Apenas la semana pasada, los comuneros de San Miguel de Aquila marchaban a la Secretaría de Gobernación. Su consigna era exigir la liberación de los integrantes de su autodefensa detenidos en agosto de 2013. Prevalece la duda del porqué la liberación de los comuneros no quedó contenida en los ocho puntos del acuerdo. ¿Será por un asunto de representatividad? Debo reconocer que hay algo en el mensaje oficial de este pacto que nos debiera generar a todos cierta suspicacia. Y es que si algo queda claro es que aún persiste el estado de necesidad que motivó la acción colectiva de las comunidades para defenderse y ocupar el lugar que el Estado mexicano voluntariamente abandonó con su inacción. Recuperar el Estado de derecho en la entidad pasa por atender de fondo la grave situación de violencia e inseguridad que se vive en la región —que no se atiende únicamente con la formalidad de institucionalizar las autodefensas—.

Cuando el Estado de derecho no existe (es decir, cuando se pierde de facto la capacidad de hacer cumplir las leyes y de garantizar los derechos de los gobernados) volvemos a los orígenes del pacto que dio sentido a la conformación del Estado tal como ahora lo conocemos. El monopolio del uso de la fuerza y el ejercicio de la acción penal quedan rebasados por el estado de necesidad y es ahí donde revelarse o defenderse se convierte en un derecho frente al cual el Estado deberá de abstenerse de criminalizar y de juzgar con bases legales regulares (dada la situación de excepcionalidad). La liberación de los comuneros de Aquila tendría que ser un acto consecuente con el discurso del gobierno federal que ha reconocido el vacío y la ausencia del Estado que colocó en una situación de total indefensión y vulnerabilidad a sus habitantes. Reconozco que hablar de autodefensas es un tema sumamente complejo, en tanto que entraña posiciones encontradas sobre la legalidad y la legitimidad de aquellas.

No es mi intención entrar a dicha discusión. Dice una frase atribuida a Maquiavelo que el “fin justifica los medios”. Trato de pensar en los “fines” que persigue el gobierno federal (aunque podría también llamarlos “intereses”) y no puedo, aunque lo intente, dejar de pensar en la impostura de la que fuimos testigos en días pasados con el mensaje de uno de los líderes de las autodefensas en Michoacán. Tampoco puedo obviar que el acuerdo se dé días después de la reunión económica de Davos, Suiza, donde la comunidad internacional mostró su preocupación por la situación de violencia en aquel estado.

El acuerdo cierra redondo como una respuesta que da el mandatario mexicano y que se enmarca en la II Cumbre de Jefes de Estado (CELAC) en la Habana. ¿Qué esconde detrás este generoso mensaje de conciliación y negociación? ¿Qué intereses guarda? ¿Se trata de una respuesta inmediata a las preocupaciones de la comunidad internacional? ¿Qué pueden esperar las comunidades de Michoacán? Las respuestas están en el aire. [1] El acuerdo fue suscrito por los líderes de las autodefensas de Churumuco, Nueva Italia, La Huacana, Parácuaro, Tancítaro, Cualcomán, Aquila y Coahuayana.

Por: Miguel Moguel

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/03-02-2014/21319. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX