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La desigualdad en los subsidios al campo

A partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte la política de subsidios al campo de México, a cargo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), se revisó y modificó. Bajo el argumento de evitar dejar desprotegidos a los campesinos y campesinas mexicanas en la libre competencia con los subsidios y el volúmen de producción de Estados Unidos y Canadá, la política rural mexicana se centró en transferencias directas de recursos. A pesar de estas medidas y del incremento de recursos que se ha destinado para los subsidios, el gobierno federal lleva décadas sin atender de fondo la desigualdad que persiste en la economía campesina.

El miércoles 11 de septiembre, Fundar presentó la versión actualizada del proyecto Subsidios al Campo. Se trata de una herramienta electrónica, la primera en su tipo en toda Latinoamérica, que permite conocer el destino de los subsidios y los apoyos financieros dirigidos al sector agropecuario. A través de este proyecto es posible conocer quiénes reciben apoyos y en dónde se localizan, qué productos reciben más apoyos y en cuáles zonas geográficas se concentran la mayor cantidad de recursos.

Una de las premisas que motivaron la realización de Subsidios al Campo es que la inequidad en la distribución de los recursos genera resultados ineficientes. De manera general, el problema en la distribución se traduce en que los pequeños productores no reciben los apoyos que en teoría deberían de recibir y en que gran parte de los recursos los reciben principalmente los grandes productores en el norte del país. La entidad responsable de esta situación es la SAGARPA, y gracias al trabajo de Subsidios al Campo es posible conocer cómo esta institución ha dirigido la política de apoyos de manera desigual. Veamos algunos hallazgos:

1. Las entidades más beneficiadas con los apoyos de SAGARPA se caracterizan por tener un mayor número de productores con predios grandes, productores que utilizan tracción mecánicas, disponen de riego y comercializan su producción. Los subsidios otorgados por la SAGARPA tienden a beneficiar a los productores más capitalizados del país mientras que castiga a los productores menos capitalizados, a productores pobres, temporaleros y minifundistas. Pareciera, entonces, que los productores más capitalizados, aquellos que menos necesitan el dinero, son los que año con año, tienen más problemas para desarrollarse.

2. Los apoyos otorgados por SAGARPA, mediante los ocho programas que existían hasta 2010 (otro de los programas de los subsidios son sus constantes cambios), se concentraron en sólo cinco entidades federativas con el 40% de los recursos totales en términos absolutos: Sinaloa, Tamaulipas, Sonora, Jalisco y Chihuahua. Mientras que las entidades del centro y sur del país no sólo recibieron menos presupuesto, sino que también les correspondió una cantidad menor por productor. Lo anterior limitó sin duda las posibilidades de capitalización y dinamización de las áreas rurales en estas entidades.

3. PROCAMPO es el principal programa de apoyo de la SAGARPA y representa el 20.6% del presupuesto total de esta institución. Este programa de apoyo es el que llega a la mayor cantidad de productores de bajos ingresos en el país, pues desembolsa pagos anuales a aproximadamente 2.5 millones de productores. A pesar de su gran potencial, Procampo ha estancado la productividad del sector agropecuario y la asignación de recursos por parte del programa no es progresiva, ya que le brinda apoyo a quienes cuentan con más tierra. De tal forma que los productores en el decil superior reciben una tajada de transferencias equivalente a 42% de PROCAMPO mientras que el 80% de los inscritos en el padrón reciben el 40% del presupuesto de este Programa, aproximadamente.

4. Al analizar la estructura de los montos entregados por el Programa de estímulos a la producción ganadera (PROGAN) se encontró que los grandes ganaderos (que representan el 14.5% de los apoyados) se llevaron el 59.37% de los recursos totales otorgados; es decir, para el 85.5% de los beneficiarios restantes sólo quedó el 40.63% de los recursos totales de este programa.

Los apoyos para los grandes propietarios agrícolas y ganaderos no agregan valor sustantivo al sistema productivo, ya que no les representa mayor diferencia en comparación con sus ingresos y capital; mientras que para los pequeños productores este tipo de apoyos sí representa un apoyo considerable en cuanto a su capacidad de producción y capitalización. Además, a través de los recursos productivos que tiene la política, no se están fomentando actividades productivas en los estados pobres del país. Así que aunado al problema de distribución, la política pública pretende dinamizar el campo a base de apoyos asistencialistas que fungen como paliativos (que ni siquiera llegan a quienes deberían beneficiar).

La política de subsidios al campo con su actual diseño e implementación acentúa la desigualdad y la pobreza en el campo mexicano. Prevalece el reto de acceder a la información gubernamental, tener padrones de beneficiarios confiables y accesibles al público y un proceso de rendición de cuentas en cuanto a los resultados de los impactos de la política y sus programas, así como del ejercicio del gasto. En este sentido, el proyecto de Subsidios al Campo es una herramienta que permite visualizar cuáles son las actividades que el gobierno prioriza y compararlas a lo largo del tiempo. La información en la página busca contribuir a la discusión y obligada revisión de la orientación de la política agropecuaria. Y esto es de primordial importancia porque, como ya lo ha señalado el CONEVAL, México simplemente no ha podido responder a la pérdida de la autosuficiencia alimentaria y a la concentración y permanencia de la pobreza en el campo.

*Para más información sobre el proyecto de Subsidios al Campo, dar clic aquí.

*Mariana González Armijo e Iván Benumea

http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle19113.html