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La reforma anti-corrupción: ¿desarticulada?

Todo empezó con la idea de crear un órgano para combatir la corrupción. Lo cual en nuestro país parece una propuesta sensata y necesaria. Sin embargo, como sucede a veces, el tiempo y los dimes y diretes legislativos, hicieron que dicha ocurrencia se desechara. Lo cual, desde nuestros escritorios en Fundar agradecemos tremendamente. No es que nuestro país no necesita combatir la corrupción. Eso ni Dios ni ningún Santo lo podrían negar. Pero lo que de plano no necesitamos es una dependencia más que no esté coordinada con el resto de las instituciones que ya existen para prevenir, evitar y castigar los actos de corrupción.

En estos momentos precisamente se está analizando y discutiendo en la Cámara de Diputados la reforma para combatir la corrupción en México. Así como pasa con otros temas, cada partido tiene su propuesta al respecto. No importa si es del PRI, del PAN, del Verde o del PRD, lo que importa es el contenido. En ese sentido, un requisito mínimo e indispensable que no puede faltar en cualquiera de las propuestas es la necesidad de incluir al Sistema Nacional de Fiscalización (SNF) que coordina la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

¿Por qué la insistencia, hasta parece necedad, de incluir al SNF? Porque de otra forma la estrategia para combatir la corrupción estará aislada de los esfuerzos tan importantes que ya se realizan en nuestro país para detectar irregularidades en el manejo de los recursos públicos. Incorporar al Sistema Nacional de Fiscalización en la estrategia anti-corrupción, implica coordinar a todos los entes de fiscalización superior y a todos los órganos de control interno tanto a nivel local como federal. Que todos los actores hablen el mismo idioma en los estados, municipios y en la federación. No se puede dejar de lado este sistema.

Además, es relevante darse cuenta, que les caiga el veinte a los legisladores que aún no lo saben, que el trabajo que la Auditoría Superior de la Federación realiza tiene muchas fortalezas. Las irregularidades que detecta cada año sobre el mal manejo de los recursos impresionan por su detalle, profundidad, tecnicismo y sobre todo, por su recurrencia. Es necesario, aprovechar este trabajo que por cierto, es de buena calidad. Y si las irregularidades que la ASF encuentra año con año no son castigadas, eso no es porque la auditoría no hizo bien su chamba. Ese es justamente el vacío que existe actualmente en nuestro sistema institucional y es una de las tantas preguntas que deberían estarse haciendo los promotores de una reforma anti-corrupción, para poder encontrar una respuesta.

El trabajo de la ASF no hay que excluirlo sino potenciarlo. La revisión de la cuenta pública que presenta cada año y que por cierto, reporta actos de vandalismo con los recursos públicos anuales, debe utilizarse para la discusión presupuestaria. Es fundamental que el informe se presente antes de que el presupuesto llegue al Congreso para discutirse. Es relevante que la cuenta pública se presente antes y lo mismo el informe de su revisión. Es importante que a dicho informe se le de flexibilidad. Todos estos temas, se han mantenido congelados en el Congreso, pendientes de aprobación. Ahora que se analiza la reforma anti-corrupción hay que sacarlos del estado de enfriamiento y meterlos al paquete de discusión.

Cualquier reforma anti-corrupción que no incluya al Sistema Nacional de Fiscalización estará incompleta. Nacerá trunca y será un esfuerzo desarticulado más para combatir un problema serio que tenemos en el país y que hay que decirlo, no nos permite avanzar.

Liliana Ruiz
http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle21460.html