Los asuntos internacionales históricamente han sido temas reservados para las élites: sólo unos cuantos tenían información y opinaban al respecto. Todavía son relativamente pocas las personas involucradas en los asuntos internacionales, pero aquellos tiempos opacos quedaron atrás. La información sobre asuntos globales se ha democratizado gracias a una mezcla de factores (procesos de democratización de los gobiernos, los medios, el Internet y esfuerzos de la sociedad civil, entre otros). En estos tiempos, ahora son los gobiernos democráticos quienes salen a buscar las percepciones de la población sobre los asuntos globales. En México existen pocos instrumentos rigurosos que recaban información confiable de la opinión pública. Un trabajo empírico y objetivo es el proyecto México, las Américas y el Mundo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), que nos ofrece una inmensa cantidad de datos sorprendentes sobre nuestras propias percepciones.
El pasado lunes 24 de junio se presentó la encuesta México, las Américas y el mundo 2012-2013, política exterior, opinión pública y líderes en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Este proyecto de investigación del CIDE estudia las actitudes sociales y la cultura política de los mexicanos en política exterior y relaciones internacionales. Desde 2004, cada dos años se levanta una encuesta rigurosa a partir de muestras representativas de dos grupos: la población en general y líderes. La encuesta cubre una amplia gama de temas, como contacto e interés, conocimiento, identidad y nacionalismo, amenazas y seguridad internacional, economía internacional, multiculturalismo, objetivos e instrumentos de política exterior, relaciones con otros países y regiones, así como migración. Esta variedad de temas, los dos grupos sociales y la variedad de regiones geográficas nos permiten hacer comparaciones interesantes. El proyecto busca llenar un vacío de información para evaluar la legitimidad del sistema internacional y el desempeño gubernamental en política exterior. En la presentación de esta quinta encuesta se enfatizó en su utilidad para los tomadores de decisiones. Sin duda, los resultados representan una cantidad de información y evidencia sobre actitudes hacia los asuntos internacionales sin precedente en el país.
En cuanto a los objetivos de la política exterior, los resultados afirman que los mexicanos quieren que impulse el prestigio de México en el mundo y también contribuya a su seguridad y bienestar. Destaca que hay un amplio consenso sobre estas prioridades de la política exterior. Sin embargo, otro hallazgo principal es que la población en general tiene poco interés, conocimiento y contacto con el exterior —que buena parte se debe a una relación indirecta, a través de familiares que residen en Estados Unidos—. Esto es muy importante para la interpretación de las prioridades de la política exterior y otros resultados de la encuesta. ¿Qué significa un amplio consenso si la población tiene poco interés, conocimiento y contacto con el exterior?
Otras conclusiones afirman algunas de nuestras ambigüedades que seguro seguirán implicando retos para el desempeño gubernamental. Me refiero a conclusiones de como ésta: “el fuerte nacionalismo en México no se opone a la apertura al mundo (globalización, libre comercio e inversión extranjera), salvo en el sector petrolero”. O ésta: “la aspiración de participación internacional activa no se traduce en voluntad para invertir recursos y asumir responsabilidades (como financiar programas de cooperación para el desarrollo en Centroamérica)”. Otra más: “México se ubica como actor regional, pero mira con ambivalencia al Norte y al Sur (la principal identidad supranacional es latinoamericana, la región prioritaria es Norteamérica)”. Aquí también se vale preguntar qué significa apertura o aspiración, cuando hay tan poco interés y conocimiento de los asuntos globales. ¿Cómo interpretarán estos matices los aludidos tomadores de decisiones? ¿No les correspondería a ellos informar a la población?
Se observa otra ambigüedad cuando vemos las relaciones que queremos con Estados Unidos y con Centroamérica. Según la encuesta, con EUA queremos una relación especial, primordialmente económica, pero abierta a la cooperación en seguridad y migración. Sin embargo, los países e inmigrantes centroamericanos son los menos apreciados por los mexicanos y las opiniones están divididas entre establecer programas de trabajo temporal y endurecer los controles fronterizos. Esto también tiene que ver con la migración internacional, un tema que atraviesa casi todos los retos identificados por la encuesta. Aun así, en la priorización de los asuntos, los países y regiones no resalta la migración y menos los derechos de la población en las migraciones.
Entre los asuntos posiblemente considerados como amenazas internacionales, todavía aparece curiosamente la migración indocumentada —cuando no existe evidencia que la migración sea un riesgo para la seguridad nacional—. En todo caso, el supuesto vínculo entre la migración y la seguridad nacional tiene más que ver con criminales y autoridades corruptas que abusan de los migrantes, que con los migrantes mismos. Por todo esto, sin quitarle importancia, hay que ser muy cuidadosos con la interpretación de las percepciones de temas complejos como la migración.
Es importante destacar que el riguroso trabajo del proyecto México, las Américas y el mundo 2012-2013 contribuye a la democratización de los asuntos internacionales, pero también señala retos que urgen ser atendidos. El reto principal es lo que la encuesta llama el de los “públicos atentos y desatentos”; es decir, la enorme brecha de información entre el grupo denominado líderes y la población en general. Para poder beneficiarse realmente de la inmensa cantidad de información que ofrece la encuesta para la toma de decisiones es fundamental garantizar primero el derecho de acceso a la información para toda la población.
*Para consultar la encuesta y las bases de datos, dar clic aquí.
José Knippen
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