La semana pasada, un grupo de organizaciones de la sociedad civil – entre ellas Fundar, Centro de Análisis e Investigación, – presentó el “Diagnóstico de Parlamento Abierto en México”. Se trata de una revisión de todo el Poder Legislativo mexicano: los congresos estatales, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y las Cámaras de Diputados y Senadores.

El objetivo de este ejercicio es identificar cuál es la situación de la transparencia, la rendición de cuentas, la participación ciudadana y el uso de las tecnologías en el Poder Legislativo para buscar mejorar, implementar o cambiar las condiciones que no funcionan para acercar a la ciudadanía y facilitar su participación en la toma de decisiones.

Los resultados, en general, son negativos. Esto significa que las instituciones legislativas en México no son realmente abiertas, entre otras razones, porque no incluyen a los ciudadanos en la toma de decisiones, no informan apropiadamente de sus actividades y funciones, no justifican por qué votan ciertas leyes y no usan la tecnología para interactuar con la ciudadanía.

Por ello, lo que esperamos que suceda, a partir del Diagnóstico, es que haya congresos que tomen nota de los resultados del diagnóstico y la forma en que eso afecta su imagen y su desempeño. Para ello, además, también necesitamos más organizaciones y ciudadanos interesados impulsar esta iniciativa como un elemento de control ciudadano sobre las instituciones y los servidores públicos.

Es muy importante que las y los ciudadanos ejerzamos nuestro derecho a intervenir en las decisiones que toman nuestros representantes porque lo hacen en nuestro nombre y no siempre parece así. Hay que reconocer que en nuestra sociedad hay intereses y formas de pensar distintas, a veces opuestas, y que todas deben tener representación en los Congresos porque para eso se crearon.

El problema es que los diputados – locales y federales – o los senadores no informan realmente cómo le hacen para resolver esas contradicciones y, además, muchas veces parece que esas decisiones los benefician sólo a ellos, como cuando se asignan recursos para las Cámaras o los Congresos y no justifican su gasto. Es por ello que a la mayoría de las personas les parece que la democracia podría funcionar sin el Poder Legislativo.

Por lo anterior, hay organizaciones que se dedican a monitorear a las instituciones legislativas. Algunas de ellas se fijan más en los representantes de forma individual, otras en el gasto, o en la elaboración de leyes y su contenido. Lo que debemos buscar también es que esos esfuerzos no se queden aislados para poder abrir los congresos integralmente.

Por supuesto, también debemos fijarnos en quién votamos para ocupar curules. Vale la pena investigar acerca de la trayectoria, los intereses, la forma de pensar y las posturas de quienes son candidatos en este periodo electoral en el que se renovarán varios congresos locales y la Cámara de Diputados.

Una herramienta de información y que sirve para la participación ciudadana es Voto Informado, la plataforma que la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, junto con otras organizaciones y personas desarrolló para identificar a las y los candidatos a diputados federales. De nuevo, lo que importa es contar con toda la información disponible para elegir a quienes consideremos más afines con nuestras posiciones y que puedan, una vez elegidos, ayudar a que nuestras inquietudes, preocupaciones y exigencias se tomen en cuenta.

Guillermo Ávila
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