Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Recursos públicos para salvar vidas

En México, hay pocos hospitales que tienen la capacidad para atender a quienes viven con VIH/Sida. Uno de estos hospitales, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Ismael Cosío Villegas”, mejor conocido como el INER, es el lugar en el que se atienden la mayor cantidad de estos pacientes.Sin embargo, el INER no cuenta con las instalaciones adecuadas para tratarles: en este hospital, el Sida es la primera causa de muerte por enfermedades infecciosas en personas entre los 18 y 45 años porque, hasta ahora, no tiene un servicio clínico especializado en donde puedan recibir la atención que requieren en condiciones adecuadas.

Para subsanar esta situación, las autoridades de salud decidieron construir el Pabellón 13 como una ampliación del INER, para que ahí se pudiera tratar a las y los pacientes con las condiciones y el equipo médico necesario para evitar que enfermedades oportunistas se aprovechen de las deficiencias de sus sistemas inmunes.

Fue así como en el año 2008, las autoridades de salud proyectaron la construcción de un nuevo pabellón, para lo cual cumplieron con todas los requerimientos técnicos y científicos. Y que, en 2009, la Cámara de Diputados aprobó la construcción del proyecto que quedó registrado en la Secretaría de Hacienda (Clave 0812NCD0001). En total, de 2009 a 2013 se asignaron 344,542,398 pesos para la construcción del proyecto.

Pese a esto, el Pabellón 13 nunca se construyó: sin mayor explicación, se decidió suspender la obra…

Aunque parecía que la historia terminaría ahí, el 15 de octubre, hace apenas tres semanas, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió amparar a tres pacientes que habían demandado al INER por no construir las instalaciones médicas que les habrían permitido mejorar su salud. La SCJN les dio la razón y argumentó que esa omisión (no ejecutar el proyecto de construcción), violó el derecho al más alto nivel posible de salud que protegen y garantizan la Constitución mexicana y los instrumentos internacionales de derechos humanos.

Para México, la resolución de este caso es revolucionaria, entre otras cosas, porque involucra a los tres poderes del Estado mexicano y porque implica la protección de los derechos de un grupo de personas en condiciones vulnerables a través de la implementación de acciones específicas. La SCJN señaló que “la adecuación a la infraestructura del INER se encuentra comprendida dentro de las obligaciones que los artículos 2 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales [PIDESC] imponen al Estado mexicano, pues éste debe contar con establecimientos, bienes y servicios públicos de salud y centros de atención a la salud, que resulten aceptables desde el punto de vista cultural y que sean apropiados desde el punto de vista científico y médico y de buena calidad”.

Por lo anterior, y en el contexto de la discusión presupuestaria, la Cámara de Diputados tendría que aprobar los recursos necesarios para el cumplimiento de la sentencia, en tanto es parte de la República Mexicana. De esta forma, podría asegurar que existan las condiciones materiales para la construcción del Pabellón 13, en concordancia con una de las obligaciones del artículo 2 del PIDESC (que también retoma la SCJN en su sentencia): utilizar hasta el máximo de los recursos de los que pueda disponer (incluyendo la que proviene de la ayuda internacional) para garantizar la realización del más alto nivel posible de salud.

Aunque la existencia de recursos no es una condición suficiente para la construcción del Pabellón 13 (como ya lo demostró la existencia del proyecto en los presupuestos de 2009 a 2013), si es una condición indispensable para que estas instalaciones puedan construirse.

Las y los diputados tienen la oportunidad de contribuir en este proceso histórico para nuestro sistema de pesos y contrapesos. Estamos seguros que durante la discusión y aprobación del Presupuesto de Egresos para 2015, la cual finaliza esta semana en el Congreso, asignarán los recursos suficientes para que las personas que viven con VIH/Sida, y otras enfermedades graves, cuenten con las instalaciones y el equipamiento que les permitan gozar del nivel más alto de salud posible.

Diego de la Mora

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/10-11-2014/28946.