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Otis abre la pregunta ¿dónde están los recursos para hacer frente a la crisis climática?

Por: Ariana Escalante Kantún, investigadora en Tierra y Territorio.

 

La relación entre el huracán Otis y el cambio climático es un tema de creciente interés y preocupación en el contexto de la meteorología y la ciencia ambiental. Los huracanes son fenómenos climáticos extremos que se originan en los océanos y mares cálidos, y pueden tener un impacto devastador en las áreas que afectan. El cambio climático se refiere al aumento a largo plazo de las temperaturas promedio en la Tierra debido a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, principalmente causados por actividades humanas como la quema de combustibles fósiles y la deforestación.

Esta relación entre huracanes y cambio climático subyace en que el cambio climático puede tener un impacto significativo en la intensidad y la frecuencia de los huracanes. A medida que los océanos se calientan debido al calentamiento global, se espera que los huracanes sean más intensos, ya que el calor del agua del mar es el principal motor de estos fenómenos. El aumento de la temperatura del mar proporciona más energía para alimentar los ciclones tropicales, lo que puede llevar a la formación de huracanes más fuertes y destructivos.

Además, el cambio climático también puede influir en la trayectoria de los huracanes, lo que podría hacer que áreas que antes no eran propensas a este tipo de tormentas se vean más afectadas. El aumento del nivel del mar debido al derretimiento de los glaciares y la expansión térmica del agua oceánica también puede hacer que las marejadas ciclónicas sean más devastadoras en las áreas costeras, lo que aumenta la amenaza para las comunidades costeras.

La emergencia climática es un desafío global que requiere inversiones sustanciales a nivel internacional, nacional y local. El presupuesto para abordarla a nivel global puede variar significativamente dependiendo de varios factores, incluyendo los objetivos de reducción de emisiones, las estrategias de mitigación y adaptación, y el período de tiempo que se considere.

En México, si bien el presupuesto del el Anexo Transversal Recursos para la Adaptación y Mitigación de los Efectos del Cambio Climático aumentó 18.7% respecto al presupuesto de 2023, la realidad es que los recursos están destinados a proyectos que no tienen relación ni con la mitigación y adaptación del cambio climático. Por ejemplo, el 53.8% del presupuesto que corresponde a 125, 937 millones de pesos, serán destinados a la construcción del Tren Maya.  Uno de los argumentos que se han dado para justificar este gasto es que el tren maya ayudará a descarbonizar la economía. Paradójicamente, es imposible descarbonizar algo que previamente no estaba carbonizado pues no existía y que además usaría diésel para su operación.

Otro rubro del presupuesto de cambio climático será destinado a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).  En el caso de la CFE presupuestó un total de 36, 872 millones de pesos, un incremento real del 71% respecto al presupuesto 2023, monto que equivale al 15.7% del presupuesto total. Al igual que en 2023, la mayoría de los recursos de la CFE serán destinados a la contratación de servicios relacionados con la generación de energía con base en gas natural, un hidrocarburo cuyo impacto en la salud y el medio ambiente ha sido ampliamente documentado[1]. Para esta actividad, la CFE presupuestó un total de 34, 757 millones de pesos al programa Servicio de Transporte de Gas Natural. En contraste, solo 2.2 millones de pesos serían destinados para difundir entre la población medidas relacionadas con el ahorro y uso eficiente de energía.

Sin duda, México debe reorientar la forma del gasto para afrontar las fuertes presiones de los impactos del calentamiento global y asignar el presupuesto suficiente para programas de mitigación y adaptación que tengan una relación directa para combatir los embates de la temperatura global del planeta. Resulta crucial fortalecer el marco normativo para que solamente aquellos programas presupuestarios que guarden una relación directa con medidas de adaptación y mitigación puedan ser incluidos en el presupuesto destinado a hacer frente a la emergencia climática, y que las diferentes instancias justifiquen ampliamente dicha decisión.


[1] Al respecto, puede consultarse Greenpeace 2021, https://es.greenpeace.org/es/en-profundidad/por-que-lo-llaman-gas-natural-cuando-quieren-decir-gas-fosil/por-que-el-gas-no-es-la-solucion/

 

 

Este artículo fue publicado originalmente el 7 de noviembre de 2023 en Sin Embargo.