El viernes 5 de septiembre el Ejecutivo presentó a la Cámara Diputados el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2015. Este será el tercer y último PEF que la LXII Legislatura apruebe y el segundo que elabora propiamente del gobierno de Peña Nieto –considerando que el PEF de 2013 salió desde el gobierno panista. En estos últimos dos años, si algo ha caracterizado la negociación presupuestaria ha sido la cerrazón –por decir lo menos– en particular de los diputados que integran la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública (CPyCP). Dicha comisión es, en pocas palabras, quien lleva el liderazgo en el proceso de negociación y aprobación del PEF.
La sin razón de esta comisión en el último par de años se ve reflejada en lo cerrado que han mantenido el proceso de negociación, que se traduce en las poquísimas modificaciones que se han realizado al proyecto de PEF que se envía desde el Ejecutivo. Las diversas comisiones que integran la Cámara y que han realizado recomendaciones, propuestas de ajustes y cambios en los montos usualmente se han ido con las manos vacías después de trabajar con la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública. Todo indica que hemos regresado a los tiempos donde la arrogancia y la ignorancia pasa por encima de la razón y el sentido que da la evidencia construida a partir de propuestas sólidas, pensadas.
Dicen por ahí que para muestra basta un botón. Recuerdo la escena del año pasado cuando el presidente de una comisión ordinaria salió enrabietado y al borde de las lágrimas porque en la negociación con los integrantes de la Comisión de Presupuesto se topó con una pared de terquedad impenetrable. Los argumentos sustentados con datos duros no fueron escuchados e incluso descalificados. El mensaje que le dieron fue: esa no es la prioridad para el país.
Desde diversas redes y organizaciones de sociedad civil, incluyendo a Fundar, hemos premiado el diálogo y la construcción conjunta por encima de interés sectarios y particulares en la construcción de políticas públicas y en el ciclo presupuestario. Nos hemos pronunciado y trabajado en diversos espacios de participación como foros, talleres, mesas intersectoriales e intersecretariales. Hemos defendido que los procesos de participación deben establecer claramente dos elementos: amplitud y profundidad.
Amplitud en el debate que se traduce en garantizar que los actores afectados por los temas en discusión estén involucrados en cada uno de los espacios. Profundidad en y del proceso se refiere a que los espacios garanticen dos cosas, primero, que se pueda dar un debate sustantivo, con base en ideas y propuestas claras y, segundo, que los debates influyan en el resultado final.
En otras palabras la CPyCP tiene que abrir los espacios de diálogo con la ciudadanía para que nuestras propuestas se vean reflejadas en el PEF 2015. Nuestro mensaje es claro: en una democracia las prioridades del país, reflejadas en nuestro presupuesto, no es facultad de un puñado de personas que ocupan temporalmente cargos públicos. Ahí debemos participar todas. La propuesta de diálogo desde nuestro lado ahí está, le toca a la Comisión hacer su tarea y generar los espacios de diálogo que son pilar de cualquier sistema democrático.
