21/10/16
Ante el derroche y el mal manejo de nuestros recursos, lo natural es que sintamos un rechazo casi automático a cualquier medida fiscal que nos exija contribuir aún más al gasto público. Si a este escenario se le suman los distintos beneficios tributarios que suelen recibir las personas y las empresas con mayores ingresos, no debería extrañar a nadie que la ciudadanía deje de creer en la importancia de pagar impuestos para financiar gran parte de las actividades estatales.
Sin duda hay muchas razones para estar inconformes con nuestro sistema tributario, y difícilmente la percepción ciudadana mejorará en tanto no se realicen cambios profundos en l...